Riñones y su enemigo, la obesidad
“La obesidad hace que los riñones trabajen por encima de su capacidad normal, lo que lleva a una hipertrofia glomerular [crecimiento anormal de pequeños vasos sanguíneos del riñón], que luego da origen a esta enfermedad”, precisa el presidente de la Sociedad Peruana de Nefrología, César Loza.
Cuidado con los cálculos
Aunque en el Perú no hay datos estadísticos respecto a cuántas personas tienen esta enfermedad por obesidad, se sabe que en Estados Unidos el 35% de los pacientes que se someten a diálisis tiene historia de obesidad.
Además de las causas mencionadas, este mal renal puede aparecer por el exceso de consumo de medicamentos nefrotóxicos, como los antiinflamatorios y enfermedades propias del riñón, como gota o cálculos renales, solo por mencionar las más conocidas.
Por lo general, avanza progresivamente sin causar ninguna molestia. Los síntomas son fatiga, palidez, hinchazón en tobillos y piernas, así como la disminución del apetito, que se presentan en las etapas avanzadas de esta enfermedad, que afecta al 10% de la población peruana mayor de 18 años.
Por ello, se recomienda a las personas sanas realizar ejercicios, tener una dieta sana, consumir al menos seis vasos de agua al día y no exponerse a medicamentos nefrotóxicos porque dañan el riñón.
Y a quienes tienen factores de riesgo como diabetes, hipertensión, obesidad, antecedentes de familiares en diálisis o trasplante renal, o superan los 55 años, hacerse anualmente un examen de orina y sangre para descartar o detectar tempranamente daño renal, y recibir tratamiento oportuno de ser necesario.
Detección oportuna
El especialista agrega que los hombres con problemas de próstata también deben hacer un descarte porque estas afecciones representan la quinta causa de enfermedad renal crónica, pero si son operados, el riesgo de sufrir daño renal desaparece completamente.
También se recomienda que acudan de inmediato al médico las personas con diabetes o hipertensión que presentan espuma al orinar, por ser esto un indicador del inicio de la enfermedad.
Una detección oportuna evita el avance de la enfermedad y la aparición de complicaciones como infarto al corazón, derrame cerebral o anemia, entre otras.
